LA FIESTA DE JAVIER
Mg. Gina Gogin
UNO: ¿QUIEN ERA ALEJANDRA?
Conocíamos a Alejandra desde que entramos a la facultad,
pero era lejana a nosotros, ella se juntaba con el grupo de las llamadas
pitucas, y nosotros éramos los llamados los rojos o los izquierdistas. Pero
para nuestra sorpresa Alejandra empezó a acercarse a nosotros, sea para formar
grupo, o para discutir una lectura. El acercamiento, fue intensificándose hasta
que un día salimos juntos, creo que, a la filmoteca, y después cual costumbre
ancestral a tomar unas cervezas hasta el amanecer. Alejandra se quedó también.
ALEJANDRA NO USA TACOS
El lunes
tuvimos otra sorpresa, pero no demostramos nuestro asombro, pero mirábamos
calladamente a Alejandra, que no había quitado los tacos de sus botas, si no
que ya no usaba maquillaje y sus uñas eran cortas y sin esmalte. Nunca volvió a
su look de antes. Lo mejor fue que se integró al grupo muy bien, tanto
intelectualmente como culturalmente. Incluso semanas después nos confesó que le
gustaba Javier, un pata discreto, talentoso y cinéfilo, que vivía en Chosica;
lo cual no le importó a Alejandra para nada. Pero Javier, por lo que parecía,
no estaba muy interesado en ella como para ser pareja. Él ya tenía, además.
QUÉ HAGO PARA GUSTARLE
Alejandra
siempre lograba lo que quería y nos gustaba su punche. Pero como pasaban las semanas
y Javier no daba signos de querer estar con Alejandra, ella nos confesó que ya
le estaba dando cólera y al mismo tiempo crecía su el deseo. Javier ni cuenta,
aparentemente, nunca lo sabremos.
LA FIESTA DE JAVIER
Un día
Alejandra nos invitó a su casa, no lo había hecho antes; además su papá era
ministro en esa época y eso nos incomodaba un poco. Nos dijo que había
organizado una fiesta. Qué!!!! Vamos?, Pero es casa de ministro, Ah! Y van a
estar sus amigas/os pitucos, No, mejor no vamos, Ay si va a haber trago gratis
yo si voy. Y así nos auto convencimos, también a Javier, que decía que estaba
preocupado por como llegaría a Chosica. Te quedas en mi casa le dije, no tus
viejos son duros. Llegó el día de la fiesta y fuimos todos juntos (para
protegernos porsiacaso o darnos fuerza). Llegamos, Javier incluido, y no había NADIE,
tampoco PAPAS (se habían ido al Regatas. Lo que había era trago a montones.
Alejandra nos recibió muy alegre, pero empezó a conversar con Javier
invitándole un cubata cada vez que su vaso quedaba vacío. Pasaban las horas y
la situación era la misma: Alejandra y un Javier camino a la ebriedad seguían
conversando. Nosotros aburridos. Nos fuimos, ellos ni cuenta se dieron, ya
estaban en la magia del trago que no perdona seducción alguna.
EPILOGO
El lunes
encontramos en el salón a una sonriente y feliz Alejandra que nos dijo que
consiguió a Javier, “aunque sea con trago, pero yo tenía que agarrármelo”.
Javier llegó
tarde a clases, no nos saludó, se sentó atrás. Creo que se sentía incómodo por
haber sido embriagado en aras del deseo de una mujer.
Mg. Gina Gogin
24 de Abril del 2020